CONOCE A CRISTO. ACERCATE AL ÚNICO QUE PUEDE SALVARTE Y SALVAR LA DISTANCIA QUE HAY ENTRE TÚ Y DIOS. JESUCRISTO ES EL ÚNICO CAMINO HACIA DIOS Y RECUERDA:

“...PUESTOS LOS OJOS EN JESÚS...”


(Hebreos 12:2)
La Biblia dice: “...puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de Él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios” (Hebreos 12:2). Ahora bien, puede que estemos tentados a pensar que Jesús es nuestro objetivo y que debemos centrar nuestra mirada en Él, como un corredor fija los ojos en la línea de meta. No, este versículo nos está instando a que pensemos en Jesús como nuestro ejemplo. Siendo Él el que inicia y completa nuestra fe, no sólo diseñó el recorrido de la “carrera”, sino que Él mismo la corrió a la perfección y en su totalidad. El término griego que fue traducido como: “...puestos los ojos en Jesús...” significa que miremos exclusivamente a algo y que lo estudiemos intensamente, evitando cualquier posible distracción. Como los grandes atletas estudian los videos de los campeones para aprender sus técnicas, este versículo nos anima a examinar atentamente a que vayamos al “Proveedor de videos” para mirar fijamente a una escena tras otra mientras que observamos a Cristo. En otras palabras: “...mira exclusivamente y concentradamente al Único que no sólo diseñó el “recorrido” sino que lo corrió sin cometer ningún fallo, corriéndolo como Él lo hizo” (cfr. Hebreos 12:2). De la manera que Él vivió debes vivir tú también. Como Él decidió hacer las cosas, es preciso que tú lo hagas. De la forma que Él obedeció, tú necesitas obedecer. Tal y como Él agradó al Padre, así tú has de agradarle. Como Él se rindió, te corresponde rendirte igualmente. ¿Quieres ser como Cristo? Entonces, empieza a pensar menos en ti mismo y esfuérzate a ser más desinteresado. Durante un día entero, olvídate de cualquier cosa que sirva a tus propios intereses, concentrándote en los de los demás y al mismo tiempo, fija tu atención en Jesús, rindiendo todo tu ser a Él con un desinterés total.
Por Bob y Debbie Gass, con la colaboración de Ruth Gass Halliday

No hay comentarios:

 
ir arriba