CONOCE A CRISTO. ACERCATE AL ÚNICO QUE PUEDE SALVARTE Y SALVAR LA DISTANCIA QUE HAY ENTRE TÚ Y DIOS. JESUCRISTO ES EL ÚNICO CAMINO HACIA DIOS Y RECUERDA:

BÁJATE DEL “TREN DE LA CULPABILIDAD”

"NINGUNA CONDENACIÓN HAY PARA LOS QUE ESTÁN EN CRISTO JESÚS"
(ROMANOS 1:8)

La Biblia dice: “...todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios...” (Romanos 3:23). Incluso los más fuertes entre nosotros luchan contra sus propias debilidades. Pero al revolcarte continuamente en la culpabilidad, no sólo te estás castigando a ti mismo, sino que además estás permitiendo que otros te castiguen también, porque piensas que te lo mereces. Cuando entregas tu vida a Cristo, eso no significa que no vuelvas a pecar. Incluso Pablo, quien quería hacer “...el bien...”, admitió que a veces no pudo “...hacerlo” (Romanos 7:18b). Las buenas noticias del evangelio son que “...ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús...” (Romanos 8:1), y cuando te arrepientes y buscas el perdón, el Señor honrará su Palabra. Nada de lo que hagas le sorprenderá. Él sabe que “...tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios y no de nosotros” (2 Corintios 4:7). En Disciplines of the Hungry Heart (Autocontrol de un corazón hambriento), el pastor R. Paul Stevens escribió: “Mientras la congregación estaba alabando al Señor, y mientras miraba a la gente que llegué a querer tanto, veía que cada uno era como un recipiente de barro. Miraba dentro de cada vasija y veía purísimo oro fundido. Cada frágil y vulnerable persona, con la obra en ella sin terminar, tenía un tesoro en su interior. Cada vaso estaba quebrado y el oro se estaba derramando por las grietas. Así es como el ministerio llega al mundo: no vertido a través de jarrones muy costosos, sino por medio de los fallos y las debilidades de personas de carne y hueso que han sido transformadas por Cristo”. Ahora bien, Satanás, “...el acusador de nuestros hermanos...” (Apocalipsis 12:10b), intentará que te sientas mal contigo mismo, porque ésa es su especialidad. Pero tú puedes derrotarle, recordándole que Jesús pagó el precio de tus pecados pasados, presentes y futuros. Así que, bájate hoy del “tren” de la culpabilidad y empieza a servir “...al Señor con alegría...” (Salmo 100:2).

No hay comentarios:

 
ir arriba