LA FORTALEZA QUE VIENE DE DIOS

“Pero...”“PERO DAVID TOMÓ LA FORTALEZA DE SIÓN...” (2 Samuel 5:7)
En el año 1.000 a. de C., cuando David espió la ciudad de Jerusalén, ésta era una fortaleza inaccesible, habitada por un viejo enemigo quién había declarado: “Tú no entrarás aquí, pues aun los ciegos y los cojos te echarán” (2 Samuel 5:6). ¿Fin de la historia? No, ¡sólo el principio! Las murallas eran altas, el enemigo atemorizador y las voces intimidadoras, pero “...David tomó la fortaleza de Sión, que es la ciudad de David” (2 Samuel 5:7). ¡Eso es a lo que se llama “dar la vuelta a la tortilla”! ¿Cuál es tu fortaleza, el área especial en la que Satanás es lo suficientemente fuerte como para mantenerte atrapado? ¿Una lengua viperina? ¿Una actitud sentenciosa? ¿Una baja autoestima? ¿Una batalla perdida con un hábito persistente? Cuando el enemigo dice: “Estás atrapado y nunca podrás salir”, Dios dice: “Pero... [aun así y a pesar de lo que parezca]” (cfr. 2 Samuel 5:7). Las fortaleces no significan nada para el Señor, “...porque las armas de nuestra milicia... son... poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas” (2 Corintios 10:4). Y Él hará por ti lo que hizo por David una vez que entiendas dos principios importantes: (1) Hay dos “voces” que compiten continuamente por tu atención; una dice: “Puedes hacerlo; ¡no te rindas!”, ya la otra: “No hay remedio; nunca lo conseguirás”. Sigue el ejemplo de David y practica un “oído” selectiva. Haz desaparecer las “voces” que se burlan de tu debilidad; en vez de dialogar con el diablo, di lo que Jesús dijo: “¡Quítate de delante de Mí, Satanás!” (Mateo 16:23); (2) Mira con los “ojos” de la fe. Cuando otros vieron murallas, David vio “túneles”, porque ellos se fijaron en los problemas, mientras que él miró a las posibilidades. Como hizo lo que nadie esperaba, logró lo que nadie se había imaginado, y con la ayuda de Dios, tú también lo puedes hacer.
Por Bob y Debbie Gass, con la colaboración de Ruth Gass Halliday