CONOCE A CRISTO. ACERCATE AL ÚNICO QUE PUEDE SALVARTE Y SALVAR LA DISTANCIA QUE HAY ENTRE TÚ Y DIOS. JESUCRISTO ES EL ÚNICO CAMINO HACIA DIOS Y RECUERDA:

ABRIENDO CAMINO POR MEDIO DE LA ALABANZA

...EL PUEBLO QUE SABE ACLAMARTE... ANDARÁ... A LA LUZ DE TU ROSTRO” (Salmo 89:15)
En los tiempos a los que se refiere la Biblia, las prisiones eran lugares terribles, sin las más mínimas condiciones humanas. En un lugar semejante, “Pablo y Silas... cantaban himnos a Dios... Entonces sobrevino de repente un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel se sacudían; y al instante se abrieron todas las puertas, y las cadenas de todos se soltaron” (Hechos 16:25-26). Tal liberación puede ser una realidad para ti también. Si quieres que las cosas sean zarandeadas, que se abran puertas y se rompan cadenas, empieza a alabar a Dios “a pesar de...”. Si te acercas a Dios sobre las “alas de la alabanza”, encontrarás el secreto de poder estar por encima de tus circunstancias. David dijo: “...el pueblo que sabe aclamarte... andará, Señor, a la luz de tu rostro” (Salmo 89:15). La alabanza no es simplemente una reacción por haber entrado en la presencia de Dios, más bien es un canal por el cuál Él viene para ocuparse de tu problema.
Cuando estás abatido y deprimido, en tu mente natural no existe ningún incentivo para alabar a Dios. De hecho, tiendes a revolcarte en tu miseria y a sentir pena de ti mismo, pero esto es totalmente contrario de lo que deberías estar haciendo: “...el Padre... busca... los que lo adoran... en espíritu y en verdad...” (Juan 4:23b-24b). No es una cuestión de emociones, es una cuestión de fe; no es algo que viene por sí solo, es algo que decides hacer. Tanto si te encuentras en el “desierto” o en la “Tierra Prometida”, cuando te regocijes y cantas al Señor (lee Salmo 98:4), empezarán a suceder muchas cosas; tal y como tus alabanzas suban, las bendiciones de Dios bajarán del Cielo. Nehemías dijo: “...el gozo del Señor es vuestra fuerza” (Nehemías 8:10b). De hecho, la alabanza ayudará a que tus sentimientos sean sanados y que el peso de la negatividad que te oprime sea levantado. ¡Pruébalo!
Por Bob y Debbie Gass, con la colaboración de Ruth Gass Halliday

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