“...ORAD POR LOS QUE OS ULTRAJAN Y OS PERSIGUEN...” (Mateo 5.44b)
Un soldado estaba acostumbrado a terminar el día leyendo la Biblia y orando. Mientras los demás se fueron a los barracones para dormir, él se arrodillaba al lado de su litera. Algunos al verle, se burlaban de él. Pero una noche, el vituperio fue más allá de meras palabras. Cuando él inclinó la cabeza para orar, uno de los soldados le lanzó sus botas, dándole en la cabeza. Los demás empezaron a azuzar la pelea, pero no hubo venganza. A la mañana siguiente, cuando el que había tirado las botas se despertó, no podía creer lo que estaba viendo. Sus botas estaban perfectamente cepilladas y limpias a los pies de su cama. ¿Te imaginas limpiando las botas que te golpearon? Esto requiere un nivel de gracia altísimo. Significa decidir cuál va a ser tu respuesta antes de que se produzca la ofensa. Algunas de las personas de los barracones eran “jefecillos”, motivados por el orgullo y la insensibilidad; así es como las “tinieblas” responden a la “luz”. Los otros eran sus “seguidores”; no eran necesariamente malos, simplemente débiles y teniendo miedo a ser distintos.¿Por qué oró Jesús desde la cruz: “Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen” (Lucas 23:34)? Porque Él comprendía que las personas que han sido criadas de una manera determinada, son movidas por ciertas fuerzas, que luchan con asuntos y miedos no resueltos, están programados con un modo de pensar atascado y necesitan a Dios. Él vio esa situación como una oportunidad de mostrarlos al Padre. Esto requiere algo más que una religión de ir el domingo a la reunión, precisa de una reacción que se asemeje a la de Cristo, que dé ejemplo, que demuestre amor y que les haga a los demás “ponerse firmes y tomar nota”. Tus “derechos” y tu ego herido no son la cuestión, sino Aquél a quien tú representas.Por Bob y Debbie Gass, con la colaboración de Ruth Gass Halliday
No hay comentarios:
Publicar un comentario