“CUANDO LO MALDECÍAN... ENCOMENDABA LA CAUSA AL QUE JUZGA JUSTAMENTE” (1 Pedro 2:23)
Un niño que se había portado mal con su madre, se escabullía escaleras arriba cuando la madre le preguntó: “¿Dónde vas jovencito?”. “A hablar con Dios en mi habitación”, respondió. “¿No hay algo que me quieras decir antes?”, dijo ella. “No”, respondió él, “Tú te enfadas pero Dios me perdonará y lo olvidará”. Mucho después de que pienses haber perdonado a alguien, todavía puedes estar albergando malos pensamientos. Aquí tienes algunas pistas para saber si queda trabajo por hacer: te enfadas cuando piensas en lo que pasó; le das la espalda a tu agresor; revives el incidente mentalmente y en ciertas conversaciones; aprovechas cada oportunidad para recordarle al agresor lo que hizo. Negarte a dejar lo pasado olvidado es sólo otro modo de justificar una actitud de falta de perdón. La Biblia dice que hay dos cosas que Dios no va a compartir:(1) su gloria (lee Isaías 42:8) y (2) su derecho a derrimir viejas cuentas. Él dijo: “Mía es la venganza, Yo pagaré” (Romanos 12:19b). No usurpes su autoridad intentando vengarte; quítate de en medio y deja que Él lo resuelva. “Cuando lo maldecían, no respondía con maldición; ...encomendaba la causa al que juzga justamente” (1 Pedro 2:23). El rencor te encadena al agresor y te conviertes en su rehén. Dar mucho pensamiento a lo que tus padres te hicieron, a cómo tu socio se apropió el mérito de tu trabajo, a lo que alguien dijo acerca de ti, causa que tú, no ellos, te amargues. Muy agitado, das vueltas y vueltas, y éstos ni saben que estás ofendido. ¿Por qué vas a darle a alguien tal control sobre tu vida? Lo que es importante es lo que pasa en ti, no a ti. Así que, perdona, olvida, y ¡sigue adelante!
Por Bob y Debbie Gass, con la colaboración de Ruth Gass Halliday
EL PERDÓN (2ª PARTE)
Etiquetas:
PENSAMIENTOS
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario